Pi Coin (Pi Network) fue en su día el referente para la minería de criptomonedas a gran escala y accesible en el sector blockchain. Gracias a su modelo de minería basado en la participación y una comunidad mundial masiva, Pi experimentó un fuerte ascenso, alcanzando un máximo de 3 $. Actualmente su precio ronda los 0,20 $ y su capitalización de mercado ha caído drásticamente, lo que ha generado inquietud entre los inversores sobre si el proyecto ha fracasado o si el mercado lo está interpretando erróneamente. En realidad, el precio deprimido de Pi podría ser el inicio de una nueva etapa, no su final. Con el lanzamiento de su ecosistema DeFi y las actualizaciones en la red principal, Pi podría estar preparando el terreno para un nuevo impulso.
La fuerte bajada de Pi no ha sido casualidad; responde a retos estructurales interrelacionados. No son problemas insalvables, sino dificultades habituales en el crecimiento.
La actualización de la red principal podría poner fin pronto a la fase de estancamiento de Pi con la llegada de Protocol 23, un hito clave para revitalizar el ecosistema. Las principales novedades previstas en esta actualización incluyen:
Cuando la mainnet de Pi entre en funcionamiento y se vincule a los mercados internacionales, su valor real podría ser reevaluado. Los analistas prevén que, si la actualización resulta exitosa, Pi Coin podría recuperarse desde 0,26 $ y superar los 3 $, llegando incluso a la zona de los 10 $.
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La actual baja valoración de Pi Coin representa tanto un riesgo como una oportunidad. A diferencia de los meme coins, que dependen del entusiasmo puntual, Pi apuesta por el largo plazo, respaldada por su tecnología y su comunidad. Si Protocol 23 se lanza con éxito y logra una demanda real, Pi Coin podría protagonizar un repunte estructural en los próximos dos meses, con incrementos de precio de entre un 100 % y un 300 %.