La atención de la política estadounidense vuelve a centrarse en la dirección de la Reserva Federal. En una reunión de gabinete celebrada el 3 de diciembre, Trump comunicó su intención de designar formalmente a un nuevo presidente de la Reserva Federal a principios del próximo año, quedando solo un candidato final por evaluar. Asimismo, reveló que el secretario del Tesoro, Besant, ha rechazado el puesto, manifestando su preferencia por continuar en su cargo actual.

(Fuente: Bloomberg)
En una reunión posterior en la Casa Blanca, Trump presentó a Hassett con una clara insinuación, sugiriendo que el próximo presidente de la Reserva Federal podría encontrarse entre los presentes. Esto ha llevado a la mayoría de los analistas a considerar a Kevin Allen Hassett, director del Consejo de Asesores Económicos, como el principal candidato. Hassett ha mostrado una alineación constante con la agenda política de Trump y apoya de forma abierta una política más agresiva de recortes de tasas de interés, lo que lo convierte en la opción más afín políticamente.
El proceso de nombramiento trasciende la mera gestión administrativa. Trump ha vuelto a señalar públicamente al actual presidente, Powell, criticando su postura cautelosa sobre las tasas de interés. Incluso citó declaraciones del CEO de JPMorgan Chase, afirmando que Powell debería reducir las tasas. Esta presión sostenida e intensa se ha mantenido durante meses, reflejando la insistencia de la Casa Blanca en acelerar los recortes de tasas para estimular la economía y los mercados de activos.
Las reiteradas declaraciones públicas de Trump dejan claro que está presionando a la Reserva Federal para que adopte una política monetaria más expansiva. Unas tasas de interés más bajas pueden fomentar el empleo, facilitar la financiación e inversión empresarial y, habitualmente, traducirse en un mayor dinamismo económico, todos ellos resultados con un alto impacto político para su administración.
La disposición de Hassett a respaldar recortes de tasas agresivos y desafiar el marco actual de la Reserva Federal es una de las principales razones por las que se le considera el candidato más probable. Si accede al cargo, la Reserva Federal podría orientarse más hacia la línea política de la administración, en lugar de basarse estrictamente en análisis económicos independientes.
Muchos participantes del mercado temen que esto erosione la independencia del banco central, exponiendo la política monetaria a los ciclos políticos y aumentando la incertidumbre en el sistema financiero global.
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Con Trump reiterando la inminencia de una decisión sobre el próximo presidente de la Reserva Federal, la orientación de la política monetaria se ha convertido en una cuestión clave para los mercados globales. Independientemente de si el designado es cercano a la Casa Blanca, esta elección pone de manifiesto la urgencia de la administración por recortar las tasas y su descontento con las políticas actuales. Si la independencia de la Reserva Federal se ve comprometida por la influencia política, las futuras decisiones sobre las tasas podrían perder previsibilidad, exponiendo a los mercados financieros globales a una mayor volatilidad. Por ahora, los mercados deben seguir de cerca el próximo nombramiento y prepararse para posibles cambios de política.





