
Desde principios de octubre de 2025, Bitcoin ha registrado una caída cercana al 32 %, lo que ha despertado la preocupación de los inversores ante la posibilidad de un mercado bajista. Tradicionalmente, se considera que el precio de Bitcoin sigue un ciclo de cuatro años: halving, mercado alcista, corrección significativa y mercado bajista. Sin embargo, el último informe de Grayscale Research señala que este modelo está perdiendo vigencia. La compañía ahora sostiene que Bitcoin podría alcanzar nuevos máximos en 2026.

Gráfico: https://www.gate.com/trade/BTC_USDT
Históricamente, se asumía que las fases alcistas y bajistas de Bitcoin seguían estrechamente el ciclo de halving. Grayscale destaca que, en esta ocasión, la estructura del mercado es esencialmente diferente. En concreto, Bitcoin no ha presentado el clásico “repunte parabólico”, es decir, una subida abrupta seguida de una caída pronunciada, en el último año. Al faltar este patrón característico, el mercado no ha entrado en la “fase de manía” que describen los modelos tradicionales, por lo que el modelo convencional deja de ser aplicable.
Asimismo, la estructura del mercado ha cambiado de forma profunda. Los anteriores mercados alcistas se caracterizaban por la compra al contado de inversores minoristas. En este ciclo, sin embargo, el capital institucional (que llega de manera constante a través de ETPs (Exchange-Traded Products) y DATs (Digital Asset Trusts)) ha tomado el protagonismo. Este cambio en los actores del mercado ha estabilizado la acción del precio de Bitcoin y ha transformado de fondo el funcionamiento del mercado.
La entrada institucional tiene un efecto de gran alcance. Frente a los bruscos movimientos impulsados por el sentimiento minorista, el capital institucional aporta escala, estabilidad y plazos de tenencia más largos. Este flujo constante ha fortalecido el suelo del mercado de Bitcoin y ha consolidado el soporte de precios.
A la vez, el entorno macroeconómico y regulatorio resulta favorable. Las expectativas de tipos de interés globales bajos durante más tiempo, los avances en la legislación cripto estadounidense y el aumento de la adopción de activos digitales actúan como catalizadores. Comparado con el ciclo anterior, los motores actuales del repunte de Bitcoin son más sistémicos y estructurales, en vez de estar guiados por capital especulativo a corto plazo.
Grayscale señala que, si las principales economías mantienen la relajación monetaria (con recortes de tipos, descenso del Índice Dólar estadounidense y marcos regulatorios más claros), Bitcoin tendrá menos competencia frente a los activos financieros tradicionales. Al mismo tiempo, más instituciones están incorporando Bitcoin a sus carteras, considerándolo “oro digital” o posible activo refugio. La creciente demanda de inversión a largo plazo es clave para la revalorización de Bitcoin.
Aunque la reciente corrección superior al 30 % en Bitcoin pueda parecer significativa, estos movimientos son habituales en anteriores mercados alcistas. La experiencia demuestra que las correcciones a mitad de ciclo suelen responder a la toma de beneficios y rotación de capital, más que a una reversión de la tendencia principal.
Vender por la volatilidad a corto plazo puede llevar a perder ganancias posteriores.
Desde una perspectiva a medio y largo plazo, mientras continúen los flujos institucionales, el entorno macroeconómico mejore y los riesgos regulatorios se reduzcan, Bitcoin tiene posibilidades reales de alcanzar un nuevo máximo histórico en 2026.
Eso sí, la volatilidad propia de las criptomonedas impide cualquier certeza en las previsiones. Es más sensato optar por una asignación progresiva y mantener posiciones a largo plazo, evitar perseguir subidas, conservar la calma ante turbulencias de corto plazo y gestionar el riesgo global de la cartera de forma adecuada.
El análisis más reciente de Grayscale propone un nuevo marco, que supera el tradicional ciclo de cuatro años. Replantea el futuro de Bitcoin considerando el capital estructural, la política macroeconómica y la participación institucional. Si confía en el potencial a largo plazo de los activos digitales, este puede ser un momento clave para evaluar y posicionarse estratégicamente.





