Las formas de crimen cibernético están experimentando una profunda transformación. De la lucha individual de hackers personales, ha evolucionado a comportamientos comerciales a gran escala dominados por grupos criminales transnacionales. El último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) revela que el sudeste asiático se está convirtiendo en el centro de esta ola de crimen impulsada por la tecnología.

Las herramientas de automatización, la inteligencia artificial (IA) y las tecnologías de deepfake están redefiniendo los métodos delictivos como el fraude, el chantaje, la trata de personas y el lavado de dinero. Los grupos criminales están ampliando continuamente su alcance utilizando estas tecnologías avanzadas, evadiendo la regulación legal y aumentando significativamente la eficiencia del fraude.

El crimen automatizado se ha convertido en un fenómeno común. Por ejemplo, el kit de phishing '16shop' originado en Indonesia se ha difundido ampliamente en todo el mundo, permitiendo a los criminales con bajos conocimientos técnicos llevar a cabo fraudes globales. Las redes zombi (botnet) se utilizan para ejecutar ataques de spam, ataques DDoS y propagar ransomware. Cada día, aproximadamente 34 mil millones de correos electrónicos maliciosos circulan en la red, de los cuales el 1.2% son ataques de phishing.

La aplicación de la tecnología de inteligencia artificial en el ámbito del crimen es cada vez más amplia. Los delincuentes utilizan la IA para generar automáticamente código malicioso, eludir mecanismos de verificación e incluso desarrollar malware inteligente que puede adaptarse al entorno. 'DeepLocker' de IBM demuestra cómo utilizar la IA para ocultar programas maliciosos dentro de software legítimo, que solo se activa al identificar un objetivo específico.

El abuso de la tecnología de la falsificación profunda es aún más preocupante. Los delincuentes pueden utilizar esta tecnología para falsificar imágenes y voces de CEOs, familiares u otras personas de confianza, lo que les permite llevar a cabo fraudes más engañosos.

Frente a estos nuevos delitos tecnológicos, los métodos de aplicación de la ley tradicionales enfrentan serios desafíos. Necesitamos fortalecer la cooperación internacional, mejorar la capacidad de contrarrestar tecnológicamente, al mismo tiempo que aumentamos la conciencia de seguridad pública, para enfrentar conjuntamente este entorno de crimen cibernético cada vez más complejo.