La mejor manera de descansar para los trabajadores intelectuales, ¿estás cansado? Muy cansado, ¿verdad? Pasar más de diez horas al día frente a la computadora, lo primero que haces al llegar a casa es hundirte en el sofá y mirar el teléfono, pensando que eso es descansar, pero al día siguiente te levantas igual de cansado, con la mente nublada y la eficiencia baja. Esto no es descansar, es reemplazar un tipo de cansancio por otro. El verdadero descanso no es detenerse, sino cambiar.



Antes, al igual que la mayoría de las personas, después de terminar un escrito pensaba que era hora de relajarme, me acostaba en la cama y miraba videos cortos, y así pasaban 2 horas. En ese momento creía que estaba descansando, pero en realidad mi cerebro no se detenía, seguía siendo bombardeado por toda clase de información fragmentada, cuanto más miraba antes de dormir, más despierto me sentía, y después de dormir, más cansado me despertaba. Hasta que un día me di cuenta de que mi cerebro no estaba cansado por el trabajo, sino porque llevaba mucho tiempo cansándome de la misma manera. Es como si sostuvieras un vaso de agua de cinco kilos con la mano izquierda, no importa cuán fuerte seas, sostenerlo durante 2 horas te agotará, y en ese momento el mejor descanso no es dejar el vaso y sentarse sin moverse, sino cambiarlo a la mano derecha.

¿Qué consume más el trabajo mental? Es la concentración, es el uso continuo de los recursos cognitivos en la misma área. Estás mirando la pantalla y escribiendo, procesando la lógica del lenguaje, lo que consume es el lóbulo frontal. Después de trabajar, sigues mirando tu teléfono para ver información; aunque el contenido cambia, lo que se consume sigue siendo esa área. Esto no se llama descansar, se llama cambiar de posición y seguir agotando. Muchas personas no entienden este principio, por lo que su forma de descansar siempre repite un ciclo vicioso: están cansados de trabajar, juegan videojuegos; están cansados de jugar, ven videos; están cansados de ver videos, se tumban y se quedan en blanco. Parece que se están relajando, pero en realidad, el cerebro siempre está en un estado de fatiga pasiva, nunca ha activado realmente otra parte de su capacidad.

Lo más aterrador es que este tipo de descanso erróneo te da la impresión de que has descansado, pero tu cuerpo y tu estado mental te dicen que no. Entonces comienzas a dudar de ti mismo, preguntándote si tu capacidad de resistir la presión es insuficiente, si es que te estás haciendo viejo y ya no puedes soportarlo. No, es que simplemente no sabes descansar. Más tarde realicé un experimento: después de escribir durante 3 horas, no toqué mi teléfono y directamente fui al gimnasio a levantar pesas durante 1 hora. Al principio parecía muy poco natural, claramente ya estaba cansado y aún tenía que hacer ejercicio. Pero después de entrenar, descubrí que al regresar y sentarme frente a la computadora, mi mente estaba tan clara como si hubiera sido reiniciada. Ese tipo de cansancio es fatiga muscular, no es fatiga nerviosa. Cuando los músculos están cansados, una siesta los recupera; cuando los nervios están cansados, pueden pasar tres días y no se recuperan. Esa es la fuerza del cambio: usar la fatiga del cuerpo para recuperar la claridad de la mente, usar el trabajo físico para intercambiar el descanso cognitivo.

Hay un tipo de cambio más avanzado llamado cambio de tipo de tarea. Por ejemplo, durante el día escribo contenido serio, que requiere mucho pensamiento lógico y apoyo de datos; este tipo de trabajo consume mi mente racional. Por la noche, no continúo escribiendo contenido similar, sino que hago edición de video, practico caligrafía con pincel o incluso cocino. Estas actividades movilizan la creatividad, la coordinación mano-ojo y las experiencias sensoriales en áreas del cerebro completamente diferentes. Después de hacer estas cosas, no me siento cansado, sino más bien realizado, porque no he agotado mis recursos en una sola dimensión, sino que he utilizado mi energía de manera equilibrada en múltiples dimensiones. Es como una computadora: es mejor abrir varios programas ligeros al mismo tiempo para distribuir la carga que abrir solo uno y hacerlo sobrecalentar.

Un programador dijo que escribía código hasta colapsar todos los días y que después del trabajo no quería moverse en absoluto. Le pregunté qué hacía en su tiempo libre y me dijo que jugaba videojuegos. Le volví a preguntar qué tipo de juegos jugaba y dijo que juegos de estrategia. Le dije directamente que eso no era descansar, era continuar escribiendo código de otra manera; los juegos de estrategia requieren el mismo tipo de pensamiento lógico que escribir código, no le estaba dando a su cerebro un cambio de marcha. Le sugerí que jugara al baloncesto o, al menos, que fuera al mercado a comprar comida y cocinar. Un mes después, volvió y me dijo que su eficiencia en el trabajo había mejorado y que ya no estaba tan ansioso. Dijo que antes siempre sentía que no tenía suficiente tiempo, pero ahora se dio cuenta de que no era falta de tiempo, sino que había un problema en la distribución de su energía. Aquí hay una dura verdad: la mayoría de las personas no es que no trabajen lo suficiente, sino que no son lo suficientemente inteligentes; piensan que trabajar duro dará resultados porque descansar es perder el tiempo, y así se quedan atrapados en un ciclo de baja eficiencia.

Las personas realmente increíbles entienden el ritmo, saben cómo cambiar entre diferentes canales, permitiendo que cada parte de su capacidad sea utilizada y recuperada. Mira a esos verdaderos expertos, nunca se empujan hasta que se quedan sin energía. Los inversores toman decisiones durante el día y por la noche pueden estar practicando caligrafía. Los emprendedores asisten a reuniones por la mañana y por la tarde salen a correr. Parecen estar más relajados que tú, pero su eficiencia es diez veces mayor, porque saben cómo descansar. Descansar no es entregarse, no es quedarse inmóvil, y mucho menos dejar que el cerebro siga luchando en un torrente de información. Cambiar activamente durante el descanso es activar conscientemente los sistemas de energía de diferentes partes del cuerpo. Cuando entiendes esto, te darás cuenta de que de repente tienes más tiempo, más energía y tu eficiencia laboral también aumenta. Así que, deja de torturarte a ti mismo de la manera equivocada. La próxima vez que te sientas cansado, no te tumbes a mirar el teléfono, levántate y muévete, cocina algo, corre, repara algo, dibuja, haz algo. Hacer que tus manos y tu cuerpo participen te libera de ese procesamiento interminable de información, permitiendo que tu cuerpo te ayude a recuperar el verdadero ritmo. La mejor forma de descansar para los trabajadores intelectuales no es detenerse, sino continuar moviéndote de una manera diferente. Cuando aprendes a cambiar, tienes energía inagotable. Recuerda, la diferencia entre un experto y una persona común nunca radica en quién puede aguantar más, sino en quién sabe descansar mejor.
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