Los veteranos de Wall Street comienzan a hacer cuentas en serio.

El Bank of New York Mellon publicó recientemente un informe de investigación que dibuja un panorama para las monedas estables y la tokenización de efectivo: para 2030, este mercado podría alcanzar los 3.6 billones de dólares. ¿De dónde sale esta cifra? Ellos lo calcularon a mano: aproximadamente 1.5 billones en monedas estables, y los otros 2.1 billones en depósitos tokenizados y fondos del mercado monetario.

Suena sorprendente, pero el Bank of New York Mellon ya está en serio con esto. Procesan diariamente 2.5 billones de dólares en flujos de fondos y ahora están pensando en cómo trasladar ese dinero a la cadena de bloques. No solo ellos, también están colaborando con Goldman Sachs en fondos del mercado monetario tokenizados, e incluso han involucrado a SWIFT para investigar cómo hacer transferencias transfronterizas en segundos.

¿Por qué de repente el sector financiero tradicional está tan activo? En pocas palabras: para ahorrar complicaciones.

El informe da un ejemplo: los fondos de pensiones que deben poner garantías en contratos derivados, antes tenían que pasar por muchos procesos; ahora, con fondos del mercado monetario tokenizados, casi se puede hacer en un instante. Otro ejemplo es la tokenización de bonos del gobierno de EE. UU., lo que aumenta la eficiencia en la gestión de colaterales y elimina la necesidad de conciliaciones manuales en los informes.

Por supuesto, no basta solo con la tecnología; las políticas también deben avanzar. La regulación MiCA en la UE ya está en marcha, y EE. UU. y la región de Asia-Pacífico están acelerando la implementación de reglas complementarias. Desde el lado regulatorio, ya no consideran esto como un monstruo de las aguas turbulentas, sino que empiezan a pensar en cómo equilibrar innovación y control.

Al final del informe, el Bank of New York Mellon enfatizó: la cadena de bloques no viene a destruir los empleos tradicionales del sector financiero, sino a integrarse profundamente con el sistema existente y ampliar la torta.

Esta lógica es bastante clara: las herramientas en la cadena no están para revolucionar, sino para mejorar la eficiencia. Cuando Wall Street comience a mover dinero real a la cadena, y cuando los reguladores dejen de gritar y en cambio digan "tomen su tiempo, primero establezcamos las reglas", esto dejará de ser un experimento de tecnófilos para convertirse en una realidad.

Desde la predicción hasta la implementación, quizás sea más rápido de lo que pensamos.