El espectáculo del cierre del gobierno acaba de terminar, y Wall Street enfrentará un problema aún más complicado: los datos económicos retrasados por más de un mes finalmente llegarán en masa.

El problema es, ¿se pueden confiar en estos datos?

El informe de empleo de septiembre, la inflación de octubre y el trío de indicadores CPI, PPI y PCE están todos listos para ser publicados. Los economistas de Morgan Stanley esperan que los datos de empleo salgan a más tardar este viernes. ¿Suena bien? Mejor no alegrarse demasiado todavía.

Lo que realmente preocupa es la calidad de los datos. Durante el cierre, las labores estadísticas estuvieron prácticamente paralizadas, y varias partes de la cadena de recopilación de datos se rompieron. Ahora, con esfuerzo y prisa por completar los datos, ¿qué calidad pueden tener los resultados?

Lo peor es el indicador PCE, el termómetro de inflación que la Reserva Federal vigila más de cerca. Si estos datos faltan o contienen demasiadas distorsiones, la Fed no sabrá si debe seguir bajando las tasas en la próxima reunión. ¿Tercera bajada consecutiva? ¿Mantener las tasas sin cambios? Sin datos confiables de PCE, ¿cómo tomar decisiones?

Un analista lo expresó claramente: esta ola de "datos retrasados y de mala calidad" puede desatar un caos en el mercado. La lógica de inversión tendrá que ser reevaluada, y las estrategias de trading, reinventadas. ¿Hacia dónde irá la política monetaria de la Fed? Ahora, nadie puede decirlo con certeza.

La cadena de reacciones provocadas por la escasez de datos acaba de comenzar.