¿Grandes empresas? Juegan con reglas consistentes. Todos son tratados de la misma manera—sin excepciones, sin favoritos. Así es como ciertos gigantes tecnológicos construyeron sus imperios durante décadas.

Pero algo ha cambiado. Ahora estamos viendo que una plataforma importante vincula las tarifas de procesamiento de pagos a lenguajes de programación específicos. Sí, leíste bien. El lenguaje en el que codificas de alguna manera determina qué porcentaje se descuenta de tus ingresos.

Esto no es solo una política extraña, se siente deliberadamente sesgada. ¿Cuándo se convirtió la elección de Swift frente a JavaScript en un factor en los costos de transacción? Todo el sistema grita trato preferencial envuelto en jerga técnica.

Difícil no preguntarse: ¿es esta innovación o simplemente encontrar formas creativas de elegir ganadores y perdedores? Porque desde donde estoy, el trato equitativo acaba de salir del edificio.