La caída de noviembre, en realidad tiene una causa bastante clara: el panorama macroeconómico ha cambiado por completo.

El golpe más duro vino de la Reserva Federal. Originalmente, todos esperaban que en el cuarto trimestre de 2025 se iniciara un ciclo de recortes de tasas, pero en octubre la inflación subyacente PCE de EE. UU. saltó directamente al 2.8%, muy por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal. Esto arruinó por completo el sueño de bajar las tasas.

Lo que es aún peor, en la reunión de política monetaria de noviembre, Powell dijo claramente: "Las tasas altas durarán más tiempo". El mercado quedó atónito al instante, y los costos de financiamiento tuvieron que volver a calcularse. La liquidez ya era ajustada, y con esto, ningún riesgo de activos se atrevía a tocarse.

Luego está la jugada del nuevo presidente. El 15 de noviembre, anunció que impondría un arancel del 20% a los autos de la Unión Europea. La sombra de una nueva guerra comercial mundial volvió, y el miedo se extendió instantáneamente.

¿A dónde se fue el dinero? Los refugios tradicionales como el dólar y el oro fueron comprados con locura. ¿Y el Bitcoin? Se convirtió en un activo de alta riesgo y especulación, siendo golpeado con fuerza. El 16 de noviembre, salió un neto de 1,2 mil millones de dólares en un solo día. Esta caída, en pocas palabras, fue el resultado de una liquidez agotada y una caída repentina en la aversión al riesgo.