La campana de apertura del viernes trajo algo de alivio a Wall Street. Las acciones subieron, recuperando parte del daño del jueves, cuando los operadores pisaron el freno con fuerza a mitad de sesión.

¿Qué los asustó? Un cóctel de valoraciones sobrecalentadas y susurros de que una burbuja de IA se estaba volviendo demasiado burbujeante. Esa combinación fue suficiente para cambiar el sentimiento de un momento a otro, desencadenando una de esas bruscas inversiones intradía que deja a todos revisando sus posiciones dos veces.

El rebote de hoy sugiere que los cazadores de gangas han intervenido, pero la tensión subyacente no ha desaparecido. Cuando la tecnología de vanguardia funciona tan bien durante tanto tiempo, el mercado comienza a dudar de sí mismo. ¿Estamos valorando la innovación o solo el bombo? Esa es la pregunta que pesa sobre las mesas de operaciones en este momento.