#美国非农就业数据表现优于预期 Cinco días, la cifra de la cuenta saltó de 10.000 a 400.000.
Cada vez que abría la APP, ese saldo me hacía dudar de si seguía soñando.
La historia empezó sin ningún aviso: la tarde del día 3 estaba agotado, así que puse una orden larga en 3,299 y dejé el móvil para echarme a dormir. Cuando desperté, esa posición olvidada ya había explotado hasta 8,872.
Me quedé cinco segundos mirando la pantalla y, con el dedo temblando, pulsé para cerrar con ganancias.
50.000 USDT.
Así de fácil entró. Como caído del cielo.
Pensé que esta sería la única vez en mi vida que tendría tanta suerte, pero lo del día siguiente fue aún más surrealista. El precio retrocedió hasta 9,872, dudé diez minutos, y al final entré. Tenía las palmas sudorosas y el corazón me latía tan fuerte que podía oírlo.
Entonces se disparó sin freno hasta 19,89.
Me obligué a no pensar en “¿y si no cierro qué pasará?”, cerré los ojos y pulsé el botón de cerrar posición: otros 150.000 USDT en la cuenta. Esa sensación fue incluso más asfixiante que alcanzar la cima de una montaña rusa.
Pero lo verdaderamente loco fue la decisión de dar la vuelta.
Cuando el precio tocó 20,01, todo el mercado tenía un aire extraño. Las velas se movían como espasmos, el volumen se disparaba pero el precio no se movía. Solo tenía una idea en la cabeza: esto va a colapsar.
Sin pensarlo mucho, abrí una posición corta.
Esa noche no pegué ojo, la luz de la pantalla me quemaba los ojos. Hasta que de madrugada, una gran vela roja atravesó directamente el 8,65: el saldo de la cuenta saltó de golpe otros 200.000.
Me quedé en shock mucho tiempo, tanto que la pantalla del móvil se apagó sola.
Ahora que lo pienso, estos cinco días parecen más un sueño irreal. Pero los números son reales, y los latidos también. Así es el mercado: justo cuando menos te lo esperas, te lanza la oportunidad a la cara.
La condición es que, en ese instante, te atrevas a alargar la mano.
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LayerZeroHero
· hace13h
Jugar al PUBG hasta que me tiemblan los párpados, así de extremo está el mercado.
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UnluckyValidator
· hace13h
Joder, qué suerte, tengo que golpear la pantalla a ver si me toca algo.
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SleepyArbCat
· hace13h
Aviso de falta de sueño... Este tío se despertó y ganó 400.000, y yo ni siquiera he recuperado lo que gasté en gas.
#美国非农就业数据表现优于预期 Cinco días, la cifra de la cuenta saltó de 10.000 a 400.000.
Cada vez que abría la APP, ese saldo me hacía dudar de si seguía soñando.
La historia empezó sin ningún aviso: la tarde del día 3 estaba agotado, así que puse una orden larga en 3,299 y dejé el móvil para echarme a dormir. Cuando desperté, esa posición olvidada ya había explotado hasta 8,872.
Me quedé cinco segundos mirando la pantalla y, con el dedo temblando, pulsé para cerrar con ganancias.
50.000 USDT.
Así de fácil entró. Como caído del cielo.
Pensé que esta sería la única vez en mi vida que tendría tanta suerte, pero lo del día siguiente fue aún más surrealista. El precio retrocedió hasta 9,872, dudé diez minutos, y al final entré. Tenía las palmas sudorosas y el corazón me latía tan fuerte que podía oírlo.
Entonces se disparó sin freno hasta 19,89.
Me obligué a no pensar en “¿y si no cierro qué pasará?”, cerré los ojos y pulsé el botón de cerrar posición: otros 150.000 USDT en la cuenta. Esa sensación fue incluso más asfixiante que alcanzar la cima de una montaña rusa.
Pero lo verdaderamente loco fue la decisión de dar la vuelta.
Cuando el precio tocó 20,01, todo el mercado tenía un aire extraño. Las velas se movían como espasmos, el volumen se disparaba pero el precio no se movía. Solo tenía una idea en la cabeza: esto va a colapsar.
Sin pensarlo mucho, abrí una posición corta.
Esa noche no pegué ojo, la luz de la pantalla me quemaba los ojos. Hasta que de madrugada, una gran vela roja atravesó directamente el 8,65: el saldo de la cuenta saltó de golpe otros 200.000.
Me quedé en shock mucho tiempo, tanto que la pantalla del móvil se apagó sola.
Ahora que lo pienso, estos cinco días parecen más un sueño irreal. Pero los números son reales, y los latidos también. Así es el mercado: justo cuando menos te lo esperas, te lanza la oportunidad a la cara.
La condición es que, en ese instante, te atrevas a alargar la mano.