El gran drama judicial de cinco años de XRP finalmente está a punto de llegar a su fin.

Desde que la SEC demandó a Ripple en 2020 hasta ahora, XRP ha vivido la batalla legal más larga del sector cripto. La buena noticia es que, antes del 15 de agosto, la SEC debe pronunciarse sobre si apelará, y en la industria se da casi por hecho que renunciarán—lo que significa que XRP ha ganado definitivamente.

Los datos hablan:

• En julio de este año, XRP superó los $3.4, con una subida acumulada del 480%
• 11 instituciones han presentado solicitudes para ETF spot, y Bloomberg estima un 95% de probabilidad de aprobación
• Las instituciones han aprovechado la reciente corrección para comprar 310 millones de XRP (valorados en mil millones de dólares)

Lo más importante es que el viento político ha cambiado. El nuevo presidente de la SEC, Paul Atkins, ha lanzado directamente el “Crypto Project”, con la intención de reescribir las reglas de la regulación de activos digitales. Este tipo es liberal y ha declarado de entrada que no se va a basar en la “regulación por multas” para tratar con el mundo cripto. Comparado con el enfoque agresivo de su predecesor, Gensler, esto es un giro de 180 grados.

En Canadá ya se han lanzado 3 ETF spot de XRP, y en EEUU debería ser cuestión de tiempo. Si realmente se aprueban, ¿qué pasará cuando entre el dinero institucional? Basta recordar la locura cuando se aprobó el ETF spot de Bitcoin en 2021.

Lógica principal: el marco legal está claro, los ETF están en camino, la regulación es favorable y los bancos han empezado a usar XRP para pagos transfronterizos. Esta vez no solo se trata del precio del token, sino de un avance institucional para todos los activos digitales.

XRP ha pasado de ser considerado una “shitcoin” (expulsada de los principales exchanges) a convertirse en un “activo institucional regulado”, una ironía llena de oportunidades.