Todavía tenemos muy presente la caída brusca de mediados de octubre, y en noviembre nos topamos con el asunto del cierre del gobierno: el criptomercado está realmente en estado de máxima alerta.

Lo más preocupante es que nadie tiene una visión clara sobre el futuro del mercado. Mira a Galaxy Digital, que directamente recortó su previsión de fin de año de 185.000 a 120.000 dólares, mientras que por otro lado JPMorgan afirma que en los próximos seis a doce meses, el BTC podría alcanzar los 170.000 dólares. Esta disparidad es tremenda.

En el fondo, ahora el precio de las criptomonedas depende de una sola cosa: el dinero. Cuando hay liquidez abundante en dólares, el capital especulativo se va a los activos de alto riesgo y el Bitcoin despega; si la liquidez se endurece, los fondos se refugian enseguida en bonos del Estado y efectivo, y el precio del BTC cae en picado. Esta vez, con el cierre del gobierno batiendo récords, el Departamento del Tesoro tiene casi un billón de dólares inmovilizados, la liquidez está completamente congelada y todo el mercado financiero global se resiente. ¿Bitcoin? Por supuesto que también se ve afectado. Así que, si te fijas, detrás de la liquidez, el verdadero motor sigue siendo el juego político.

En las elecciones locales de principios de noviembre, los demócratas arrasaron: ¿es esto un indicador para las elecciones de mitad de mandato de 2026? ¿Bajará finalmente la Fed los tipos de interés en diciembre? Cada pequeño movimiento de la Casa Blanca hay que vigilarlo de cerca. Cada acontecimiento está reformulando las expectativas del mercado sobre la liquidez.

Así que la pregunta es: ¿cómo terminará 2025 y cómo empezará 2026 para el Bitcoin? ¿Alcistas o bajistas, quién tendrá la última palabra? Hemos recopilado los argumentos clave de ambos bandos.

Esto es lo que piensa el campo bajista: