El secretario del Tesoro, Mnuchin, dio a conocer la semana pasada que Trump "es muy probable" que seleccione un nuevo presidente de La Reserva Federal (FED) antes de fin de año. El mandato del actual presidente, Powell, expira en mayo del próximo año, pero este tipo y Trump nunca se han llevado bien: uno pide recortes de tasas todos los días, mientras que el otro quiere aumentar las tasas para controlar la inflación.

La contradicción en realidad ya estaba sobre la mesa. Trump ha pedido en más de una ocasión públicamente la renuncia de Powell, y desde el departamento del tesoro también se quejan de que los neoyorquinos controlan la Reserva Federal local. Esta lucha interna entre élites no es de un día o dos, simplemente ha llegado el momento de sacar a la luz.

Según la situación actual, el cambio de personas es prácticamente un hecho. Aunque Powell se aferre a no irse, su permanencia en la junta sería en un papel subordinado. En lugar de esperar a ser marginado, sería mejor retirarse con dignidad.

Para el mercado, cambiar a un presidente más amigable con la política monetaria expansiva sin duda hará que la situación de liquidez sea más cómoda que ahora. Si el nuevo presidente se atreve a reducir las tasas de interés drásticamente, la mejora de la liquidez será un beneficio real para los activos de riesgo, incluido el mercado de criptomonedas. Al menos será mucho más claro que este estado de tira y afloja actual.