El CEO de BlackRock, Larry Fink, soltó una auténtica bomba en Davos: afirmó que Bitcoin es como Internet en 1996.

Que estas palabras provengan del líder de un gigante financiero que gestiona 10,6 billones de dólares en activos no es poca cosa. Hay que recordar que hace solo siete años él mismo calificaba a Bitcoin como el “índice del lavado de dinero”, en un tono de burla que ahora resulta irónicamente sarcástico.

Pero las personas pueden cambiar. No solo ha impulsado el mayor ETF de Bitcoin al contado del mundo en Wall Street, sino que ahora lanza una predicción directa: si las instituciones financieras globales deciden asignar entre el 2% y el 5% de sus fondos a Bitcoin, no sería descabellado ver el precio dispararse hasta 500.000, 600.000 o incluso 700.000 dólares.

De “herramienta para el lavado de dinero” a “oro digital”, el cambio de actitud de Larry Fink resume casi a la perfección la evolución del pensamiento del sector financiero tradicional sobre las criptomonedas. En vísperas de la burbuja de Internet, ¿cuántos pensaban que aquello no era más que pura especulación? Al final, cambió el mundo de verdad.

¿Repetirá Bitcoin la trayectoria de Internet? Es demasiado pronto para afirmarlo. Pero hay algo claro: cuando el dinero de Wall Street empieza a tomarse en serio este mercado, las reglas del juego están cambiando de verdad. ¿Será 2025 un punto de inflexión? El mercado nos dará la respuesta con su precio.

Sea como sea, la frontera entre las finanzas tradicionales y el mundo cripto se está difuminando, y esta revolución no ha hecho más que empezar.