La inflación de la zona euro parece destinada a mantenerse en torno al objetivo del banco central por ahora. Así lo afirman los líderes del BCE, aunque hay un inconveniente: la incertidumbre sobre los aranceles está complicando cualquier previsión clara.

El panorama de la inflación no es precisamente diáfano. Es cierto que se está estabilizando cerca del 2%, pero el caos en la política comercial podría alterar ese equilibrio rápidamente. Los aranceles afectan las cadenas de suministro, elevan los costes de importación y generan efectos dominó en los precios al consumidor. Para quienes siguen las tendencias macroeconómicas, esto es relevante. La política del banco central determina las condiciones de liquidez, lo que repercute directamente en los activos de riesgo, incluido el cripto.

¿Y ahora? El BCE parece cautelosamente optimista. Pero ese optimismo viene acompañado de un gran asterisco. Si la escalada de aranceles se intensifica, la inflación podría dispararse o desplomarse dependiendo de cómo se ajusten los flujos comerciales. Cualquiera de los dos escenarios obligaría al BCE a actuar sobre los tipos de interés, y eso cambiaría las reglas del juego para la asignación de capital en todos los mercados.