Un alto ejecutivo de una compañía de tierras raras acaba de decir las cosas claras: Estados Unidos necesita desesperadamente una estrategia cohesionada para asegurar sus cadenas de suministro de minerales críticos. No se trata solo de esfuerzos aislados, sino de un enfoque integrado de arriba abajo. No es solo cuestión de minería; se trata de seguridad nacional, infraestructura tecnológica y de mantener la competitividad en el juego global de recursos. El tiempo apremia.