¿Te lo puedes creer? ¿El equipo del proyecto se larga y el precio de la moneda se dispara?
Últimamente ha habido un caso increíble en el sector: el equipo de un meme coin decidió abandonar el proyecto, y fueron los propios miembros de la comunidad quienes tomaron las riendas. ¿El resultado? El token PUPPIES no solo no se desplomó, sino que llegó a multiplicarse por 100 en un momento dado, y el número de direcciones que lo poseen sigue aumentando de forma constante. Esta jugada demuestra una verdad fundamental: en este mundillo, lo que realmente tiene valor no es el whitepaper ni el respaldo del equipo, sino la cohesión de la comunidad.
El caso de PUPPIES es un ejemplo típico. Hace tiempo que dejó de ser solo un activo especulativo; se ha convertido en un experimento social liderado por sus propios holders. La comunidad ha lanzado de forma espontánea el “Plan de Ayuda PUPPIES”, haciendo obras benéficas y promoviendo el ecosistema; todos participan en la construcción del proyecto. Lo curioso es que este modelo, impulsado puramente por el consenso, sin CEO ni hoja de ruta, está funcionando sorprendentemente bien.
Al final, la descentralización no es solo un concepto técnico. Mientras que ETH, DOGE, PIPPIN y otras criptos consolidadas siguen contando historias, algunos proyectos de base ya están demostrando con hechos lo que significa “El código es ley, la comunidad es el rey”. Quizás la próxima generación de criptoactivos deba parecerse a esto.
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¿Te lo puedes creer? ¿El equipo del proyecto se larga y el precio de la moneda se dispara?
Últimamente ha habido un caso increíble en el sector: el equipo de un meme coin decidió abandonar el proyecto, y fueron los propios miembros de la comunidad quienes tomaron las riendas. ¿El resultado? El token PUPPIES no solo no se desplomó, sino que llegó a multiplicarse por 100 en un momento dado, y el número de direcciones que lo poseen sigue aumentando de forma constante. Esta jugada demuestra una verdad fundamental: en este mundillo, lo que realmente tiene valor no es el whitepaper ni el respaldo del equipo, sino la cohesión de la comunidad.
El caso de PUPPIES es un ejemplo típico. Hace tiempo que dejó de ser solo un activo especulativo; se ha convertido en un experimento social liderado por sus propios holders. La comunidad ha lanzado de forma espontánea el “Plan de Ayuda PUPPIES”, haciendo obras benéficas y promoviendo el ecosistema; todos participan en la construcción del proyecto. Lo curioso es que este modelo, impulsado puramente por el consenso, sin CEO ni hoja de ruta, está funcionando sorprendentemente bien.
Al final, la descentralización no es solo un concepto técnico. Mientras que ETH, DOGE, PIPPIN y otras criptos consolidadas siguen contando historias, algunos proyectos de base ya están demostrando con hechos lo que significa “El código es ley, la comunidad es el rey”. Quizás la próxima generación de criptoactivos deba parecerse a esto.