Voy a decir algo que duele.

Tras ocho años en el mundillo, por fin he entendido una cosa:

Lo que realmente te hace rico nunca es acertar con una moneda que se multiplica por cien, sino si eres capaz de meter el dinero en el bolsillo.

En 2017, hice una entrada temprana en ADA a 0,03 USDT.

En silencio, sin decírselo a nadie.

Tres meses después, aquello se disparó a 1,2 USDT. Cuarenta veces en cartera.

¿Hasta qué punto me vine arriba entonces? Me pasaba el día en la web de Porsche, tenía guardadas las direcciones de siete u ocho concesionarios y en mi cabeza ya estaba planeando la vida tras alcanzar la libertad financiera.

¿Y luego qué?

No vendí ni una sola moneda.

ADA cayó de 1,2 USDT a 0,2 USDT, y las ganancias se esfumaron aún más rápido de lo que subieron.

Cuando desperté, el Porsche que había imaginado, ahora ni para un coche de segunda mano me llegaba.

Esto me dio la lección más cara de mi vida:

Acertar con la compra es cuestión de suerte; acertar con la venta, eso sí es verdadero talento.

Ahora soy capaz de mantenerme tranquilo, no porque tenga una técnica brutal, sino porque he pagado suficiente matrícula como para aprender a seguir las reglas al pie de la letra.

El método que he desarrollado estos años es muy simple, pero para la gente normal es lo más efectivo.

**Así es como gestiono el take profit:**

¿Se ha duplicado? Saco primero un 30%, recupero la inversión inicial.
¿Ha subido por tres? Vendo otro 30%, aseguro la mayor parte de la ganancia.
Lo restante lo dejo con un stop dinámico: si retrocede un 15%, se vende automáticamente.

¿Te parece conservador? Pues los que sobreviven lo hacen así.

**Sobre el stop loss, aún más simple:**

Como máximo pierdo un 5% por operación. Lo primero que hago tras comprar es poner la orden de stop loss.

Sin fantasías, sin aguantar por aguantar; si me equivoco, lo asumo y punto.

El mes pasado me saltó un stop loss y un amigo se rió de mí por ser tan cobarde. Al final, esa moneda acabó yéndose a cero.

Yo salí ileso.

En estos años he visto demasiada gente:

Con seis cifras en cartera y sin vender,
Con siete cifras y aún quieren más,
Y al final lo pierden todo.

El mercado te puede hacer ganar dinero, pero solo la disciplina te permite conservarlo.

En este mundillo nunca se trata de quién gana más rápido, sino de quién sobrevive más tiempo.

Cuando seas capaz de seguir las reglas como si fueras una máquina, estarás mucho más cerca de la verdadera libertad.