Algo asombroso sobre los lanzamientos espaciales comerciales de este año: una sola empresa va a encargarse de aproximadamente el 90% de toda la masa enviada a órbita.

¿El programa espacial de China? Alrededor del 5% de lo que queda. El resto del planeta combinado —incluidos otros actores estadounidenses— otro 5%. Así es el desglose real.

Estamos presenciando una enorme expansión de infraestructuras que podría remodelar la conectividad global. El internet por satélite no se trata solo de ver Netflix más rápido en zonas rurales. Es una tecnología fundamental para redes descentralizadas, ecosistemas IoT y cerrar la brecha digital que mantiene a miles de millones desconectados. Cuando una sola entidad domina la logística orbital de esta manera, surgen preguntas sobre quién controla los canales para la futura infraestructura Web3 y si la verdadera descentralización puede existir cuando la capacidad de lanzamiento está tan concentrada.