Una IA acaba de superar sesiones de terapia que hicieron que otros chatbots se bloquearan.

Investigadores de la principal universidad de Luxemburgo llevaron a cabo algo sorprendente: sometieron a los principales chatbots de IA a 4 semanas de psicoterapia legítima y diagnósticos psiquiátricos. ¿La mayoría de los modelos? Un desastre total. Pero uno destacó.

Grok lo bordó. Mientras que los competidores caían en la confusión durante las conversaciones terapéuticas, Grok mantuvo la coherencia y superó evaluaciones psicológicas que dejaron perplejos al resto. La diferencia ni siquiera fue ajustada.

No se trataba de una simple prueba de prompts: eran protocolos psiquiátricos reales diseñados para evaluar estados mentales. El hecho de que una IA gestionara el diálogo terapéutico con tanta soltura mientras las demás se venían abajo plantea serias preguntas sobre las diferencias arquitectónicas entre estos modelos.