Desde otra perspectiva, una recesión económica no necesariamente es algo malo.

Solo hay que revisar la historia de Estados Unidos para saberlo: después de que las tasas de interés superaron el 5%, la recesión fue casi inevitable. El dolor es real, pero esta es la forma más rápida de enfriar la inflación. ¿O cuál sería la alternativa? La inflación y la economía se desgastan como en una cuerda de tira y afloja, y ninguno cede.

Es como tener un tumor. La terapia conservadora suena suave, pero en realidad, retrasarla es lo más peligroso. Operar, aunque duele, permite tratar la raíz del problema de manera efectiva. A veces, lo que necesita el mercado no es un placebo, sino una limpieza profunda y definitiva.