En 2014, un emprendedor en el mundo de las criptomonedas dio un paso que parecía una locura: liquidó todas sus posesiones, convirtiendo cada dólar en 1500 bitcoins. ¿Avanzando hasta hoy? Ese valor equivale a una cantidad asombrosa de $138 millones. Luego confesó que sintió que esa había sido la peor decisión durante 18 meses completos. ¿Ver los precios desinflarse sin tener un techo al que acudir? Es duro. Pero luego, las cosas cambiaron. Lo describió como: "una buena operación", subestimando el impacto en la década. No fue solo una apuesta. Era una convicción en su máxima expresión. ¿Vender tu casa a cambio de criptomonedas cuando la mayoría pensaba que eran una broma? Ese es el tipo de convicción que distingue a los constructores de los espectadores. La lección aquí no es sobre tomar riesgos imprudentes. Es sobre sistemas de creencias. Cuando realmente comprendes el potencial del activo, el dolor a corto plazo se vuelve solo ruido. ¿La pesadilla de 18 meses? Solo una perturbación antes del despegue. Imagina ahora ser esa persona, sentado en una posición de nueve cifras porque soportaste dudas, colapsos y burlas. Esa es la riqueza generacional construida con paciencia y coraje. A veces, los pasos más extraños terminan siendo los correctos desde una perspectiva tardía.
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En 2014, un emprendedor en el mundo de las criptomonedas dio un paso que parecía una locura: liquidó todas sus posesiones, convirtiendo cada dólar en 1500 bitcoins. ¿Avanzando hasta hoy? Ese valor equivale a una cantidad asombrosa de $138 millones. Luego confesó que sintió que esa había sido la peor decisión durante 18 meses completos. ¿Ver los precios desinflarse sin tener un techo al que acudir? Es duro. Pero luego, las cosas cambiaron. Lo describió como: "una buena operación", subestimando el impacto en la década. No fue solo una apuesta. Era una convicción en su máxima expresión. ¿Vender tu casa a cambio de criptomonedas cuando la mayoría pensaba que eran una broma? Ese es el tipo de convicción que distingue a los constructores de los espectadores. La lección aquí no es sobre tomar riesgos imprudentes. Es sobre sistemas de creencias. Cuando realmente comprendes el potencial del activo, el dolor a corto plazo se vuelve solo ruido. ¿La pesadilla de 18 meses? Solo una perturbación antes del despegue. Imagina ahora ser esa persona, sentado en una posición de nueve cifras porque soportaste dudas, colapsos y burlas. Esa es la riqueza generacional construida con paciencia y coraje. A veces, los pasos más extraños terminan siendo los correctos desde una perspectiva tardía.