Los mercados se mueven de maneras misteriosas. A veces recompensan la paciencia, y otras castigan la hesitación. Las ganancias llevan tiempo en construirse—de forma constante, metódica, casi aburrida. Pero las pérdidas? Llegan como relámpagos. Una mala decisión, una decisión impulsiva, y meses de esfuerzo se esfuman en horas.

Pero lo que importa es esto: no solo los novatos caen en esta trampa. Los traders experimentados, los que tienen una disciplina de hierro y un historial probado, son igualmente vulnerables cuando las emociones se escapan por las grietas. Un momento de debilidad, un lapsus en el juicio cuando el miedo o la codicia toman el control, y de repente toda esa experiencia no significa nada. El mercado no le importa lo disciplinado que seas normalmente. Solo le importa lo que hagas en este preciso momento.