Ese día hacía mucho frío. Incluso las pequeñas flores y hierbas junto al camino se encogieron. El viento del norte, frío y cortante, soplaba con fuerza, aullando como un león rugiente. El viento parecía una cuchilla afilada, heriéndome sin piedad, y a la vez era como un niño travieso.
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Ese día hacía mucho frío. Incluso las pequeñas flores y hierbas junto al camino se encogieron. El viento del norte, frío y cortante, soplaba con fuerza, aullando como un león rugiente. El viento parecía una cuchilla afilada, heriéndome sin piedad, y a la vez era como un niño travieso.