Los estados individuales no esperan: están avanzando con su propia legislación sobre IA incluso cuando la orden ejecutiva del presidente Donald Trump intenta contener los esfuerzos regulatorios a nivel estatal. Esto crea una situación enredada: estados que avanzan en una dirección, iniciativas federales en otra, y sin una resolución clara a la vista. ¿El resultado? Un mosaico de reglas conflictivas sobre IA en todo el país que podría generar una fricción legal y política grave. Sin una acción del Congreso para establecer estándares federales unificados, EE. UU. enfrentará años de caos regulatorio. Las empresas que operan a nivel nacional tendrán dificultades con cincuenta reglamentos diferentes. El sector tecnológico, los proyectos cripto y las innovaciones basadas en blockchain sienten los efectos dominó: los requisitos de cumplimiento inconsistentes dificultan la construcción y escalado. Si el Congreso finalmente interviene para resolver esto, sigue siendo la pregunta del billón de dólares.