¿Recuerdas cuando los memes genuinamente graciosos podían alcanzar valoraciones de nueve cifras? Esos eran buenos tiempos. El espacio cripto solía ser salvaje de la mejor manera: proyectos sin pretensiones, pura humor y vibras comunitarias, alcanzando casualmente capitalizaciones de mercado superiores a $100M. Sin documentos técnicos elaborados, sin jerga corporativa, solo memes haciendo lo suyo y, de alguna manera, capturando la atención del mercado real. ¿Te imaginas si alguna vez volveremos a ver esa magia? El encanto era real y, honestamente, algunos de los mejores retornos vinieron de esos momentos que nadie vio venir. El cripto se sentía vivo en ese entonces.