Este año el mercado está siendo interesante. El oro ha subido de forma vertiginosa, mientras que Bitcoin ha disminuido su valor. ¿Qué está pasando exactamente?

Muchos atribuyen la subida del oro a conflictos geopolíticos y a las expectativas de recortes en las tasas de interés de la Reserva Federal, pero la historia real es mucho más compleja.

**¿Qué están haciendo los bancos centrales?**

En silencio, los bancos centrales de diferentes países han iniciado una ola de compras de oro. Los datos lo dejan claro: desde el conflicto entre Rusia y Ucrania, las compras de oro por parte de los bancos centrales globales han pasado de 467 toneladas anuales a aproximadamente 1000 toneladas, y esta tendencia se ha mantenido durante tres años. Los países de mercados emergentes lideran la tendencia. Nuestro banco central ha estado acumulando durante 13 meses consecutivos, y Polonia y Turquía también están aumentando sus compras.

Esto no es simplemente una inversión, es una especie de voto colectivo — una apuesta a la confianza en el dólar.

**¿Y en Estados Unidos?**

La deuda pública está a punto de alcanzar los 37.5 billones de dólares, y solo en intereses se gastan más de 1 billón al año. Cuando un país empieza a devaluar su moneda para diluir su deuda, ¿cómo reaccionan otros países? Corren a comprar oro desesperadamente.

El oro es el activo de refugio definitivo. No depende de la confianza de ningún gobierno, su forma física está allí, y nadie puede imprimirlo. ¿Y qué pasa con Bitcoin? Aunque se le llama "oro digital", en momentos de presión en la liquidez del mercado y cuando se venden activos de riesgo, su comportamiento se vuelve problemático.

**¿Por qué Bitcoin no ha subido junto con el oro?**

En realidad, Bitcoin sigue siendo un activo de riesgo influenciado por el estado de ánimo macroeconómico. Cuando la liquidez se contrae y los inversores se vuelven conservadores, suele caer. En cambio, el oro, cuanto más caótica la situación, más valor adquiere — esa es su tradición como refugio final que ha perdurado durante miles de años.

La elección de los bancos centrales puede decir mucho. Optan por el oro, no por Bitcoin. Esto refleja un juicio frío sobre la naturaleza de los activos: uno es un almacén de valor probado, el otro todavía busca su lugar.

Aunque los datos puedan parecer fríos, en realidad reflejan cambios profundos en el sistema financiero global. La diferenciación entre activos de riesgo y de refugio es cada vez más marcada, y detrás de esta separación hay una reevaluación por parte de las grandes potencias sobre los sistemas monetarios y las formas de almacenamiento de riqueza.