Guía Práctica: Qué Tipos de Acciones que Existen y Cómo Elegir la Mejor para tu Cartera

Cuando decides entrar en los mercados bursátiles, una de las primeras cosas que debes resolver es qué instrumentos financieros componen tu portafolio. No todas las acciones funcionan igual, ni ofrecen los mismos beneficios. Algunos papeles te dan poder de decisión en la empresa, otros te aseguran dividendos fijos, y los hay que se mueven en la dirección contraria del mercado. La pregunta es: ¿cuál se adapta realmente a tu estrategia?

Entendiendo las Acciones en la Bolsa de Valores

Las acciones son más que simples números en una pantalla. Cuando adquieres una, te conviertes en propietario de una porción de la empresa. Eso significa que particípas en sus ganancias mediante dividendos y, dependiendo del tipo de acción, también en sus decisiones estratégicas.

No toda acción que ves en una plataforma de trading representa el 100% disponible de una compañía. Existen acciones cotizadas públicamente y otras que permanecen en manos privadas. Lo importante es que comprendas que el valor de tu inversión fluctúa según dos factores: el desempeño empresarial y la ley de oferta y demanda.

Si la empresa prospera, el precio sube. Si enfrenta dificultades, desciende. Tu ganancia o pérdida dependerá de la diferencia entre tu precio de compra y el de venta, más los dividendos que recolectes en el camino.

Los Principales Tipos de Acciones que Existen en el Mercado

Existen múltiples formas de clasificar las acciones, pero tres categorías dominan el mercado bursátil y son las que realmente importan para quien desea invertir.

Acciones Ordinarias: La Opción Clásica del Inversionista

Estas son el tipo más común y tradicional. Las empresas las emiten para financiarse sin recurrir a deudas bancarias, y los inversores las compran esperando rentabilidad a largo plazo.

Lo atractivo aquí es que tienes derecho a voto en asambleas empresariales. Cuantas más acciones poseas, más peso tendrás en las decisiones sobre el futuro de la compañía. También recibes dividendos proporcionales a tu participación.

El lado riesgoso es que estos dividendos varían según cómo le vaya a la empresa. Son volátiles, complicadas de vender rápidamente, y si la organización quiebra, tu inversión puede convertirse en cero. Por eso se recomiendan para inversores que pueden permitirse esperar años.

Acciones Preferentes: Ingresos Pasivos Predecibles

Aquí intercambias poder de voto por seguridad financiera. No puedes votar en decisiones empresariales, pero a cambio recibes dividendos garantizados sin importar el desempeño de la compañía.

Cuando hay ganancias, el reparto de utilidades favorece primero a los accionistas preferentes, después a los ordinarios. Si la empresa entra en insolvencia, los preferentes tienen prioridad para recuperar su inversión.

Son perfectas si buscas generar ingresos pasivos sin preocuparte por cómo opera la empresa. Además, tienen mejor liquidez: puedes vender tu posición fácilmente y recuperar efectivo rápidamente. La contrapartida es que si la compañía despega con rentabilidad exponencial, los ordinarios se llevan las mayores ganancias mientras tú permaneces con dividendos fijos.

Acciones Privilegiadas: Lo Mejor de Ambos Mundos

Estas combinan características de ordinarias y preferentes: tienes derecho a voto y recibes beneficios económicos garantizados. Pero requieren aprobación mayoritaria de la asamblea de accionistas para su emisión.

Otras Clasificaciones Relevantes

Más allá de las tres principales, existen otras categorías según su naturaleza:

Nominativas vs. Al Portador: Las primeras se emiten a nombre específico del titular; las segundas pertenecen a quien posee físicamente el certificado.

Cotizadas vs. Privadas: Las cotizadas se negocian libremente en bolsas de valores; las privadas pertenecen típicamente a pequeñas y medianas empresas.

Rescatables: Tienen fecha de vencimiento predeterminada. Después de ese período, dejan de existir y pierden validez.

En Corto: Herramientas para beneficiarse de caídas de precio. El broker te “presta” la acción, la vendes, y esperas que baje para recomprarla más barata y embolsarte la diferencia.

Propias: Acciones recompradas por la misma empresa. Cuando una compañía las compra, normalmente señala que cree su precio está subvaluado—una señal alcista para otros inversionistas.

Tabla Comparativa: Características Clave

Cómo Invertir en Cada Tipo de Acción

La estrategia cambia según qué tipo elijas.

Para acciones ordinarias cotizadas en bolsa, simplemente necesitas un broker que facilite las órdenes de compra y venta. Es rápido y líquido. Si Microsoft sube de 254 USD a 277 USD (como sucedió en julio de 2022), con un lote de 1 acción ganas 23 USD. Con 2 lotes, 46 USD. Además, si mantienes la posición el tiempo suficiente, recibirás dividendos según el calendario empresarial.

Para ordinarias tradicionales fuera de bolsa, necesitarás documentación legal, contratos y endosos. Es tedioso y lento. Pero si tu inversión es significativa, tendrás mayor incidencia en decisiones empresariales y mejores repartos.

Para preferentes, el proceso es similar al de ordinarias, aunque con menor complejidad regulatoria. Tu objetivo es el ingreso pasivo, no el control.

Para privilegiadas, requiere aprobación de la junta de inversionistas existentes. No es accesible para cualquiera.

Para acciones propias, solo es posible si diriges o posees la empresa.

Para cortos, es lo más sencillo operativamente hablando. El broker presta la acción, tú la vendes esperando que caiga. Si Microsoft bajó de 275 USD a 260 USD en agosto 2022, los operadores en corto ganaron 15 USD por lote. Cuando cierras la posición comprando al precio más bajo, tu beneficio está asegurado. El riesgo es teoréticamente ilimitado si el precio sube sin freno.

El Punto Clave: Elige Según tu Horizonte

Los diferentes tipos de acciones que existen responden a diferentes perfiles. Si eres paciente y confías en el crecimiento empresarial a largo plazo, ordinarias cotizadas son tu camino. Si prefieres seguridad y flujo de dinero predecible, preferentes te esperan.

Inversionistas agresivos recurren a cortos cuando detectan burbujas. Accionistas conservadores duermen tranquilo con preferentes de empresas sólidas. Fundadores e inversores de control buscan ordinarias con poder de voto.

Lo fundamental es realizar un análisis profundo de la empresa antes de comprometer capital. En trading, tienes flexibilidad para entrar y salir frecuentemente. En inversión tradicional, espera períodos largos sin salida rápida. Ambas estrategias funcionan—la diferencia está en tu perfil de riesgo, capital disponible y paciencia.