Recientemente, el clima se ha vuelto gradualmente más fresco, y por las mañanas y por las noches es necesario ponerse una chaqueta al salir. Las hojas de los árboles en la entrada de la comunidad han comenzado a amarillear, y al soplar el viento caen dando vueltas, haciendo un ligero crujido al pisarlas. En momentos como estos, pasear resulta más relajante que correr; no hay prisa, se camina despacio y los pensamientos se calman más fácilmente.
El ritmo de trabajo sigue siendo el mismo, pero en comparación con antes, siempre quería aprovechar cada fluctuación; ahora prefiero observar las tende
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