En los últimos veinte años, la tecnología financiera ha cambiado la forma en que las personas acceden a productos financieros, pero no ha alterado la forma real en que fluye el dinero. La innovación se ha centrado principalmente en interfaces más sencillas, procesos de registro más fluidos y canales de distribución más eficientes, mientras que la infraestructura financiera central se ha mantenido prácticamente igual. Durante la mayor parte de este período, esta pila tecnológica solo se ha revendado en lugar de reinventarse.
En términos generales, el desarrollo de la tecnología financiera se puede dividir en cuatro etapas:
Fintech 1.0: Distribución digital (2000-2010)
La primera ola de tecnología financiera hizo que los servicios financieros fueran más accesibles, pero no mejoró significativamente la eficiencia. Empresas como PayPal, E*TRADE y Mint lograron digitalizar productos existentes combinando sistemas tradicionales (como ACH, SWIFT y redes de tarjetas) establecidos hace décadas con interfaces de Internet.
Los procesos de liquidación eran lentos, los flujos de cumplimiento dependían del trabajo manual y los pagos se realizaban estrictamente según un calendario establecido. Aunque en esta era la industria financiera se digitalizó en línea, la forma en que fluía el dinero no cambió fundamentalmente. Lo que cambió fue quién podía usar los productos financieros, no cómo funcionaban esos productos en sí.
Fintech 2.0: La era de los nuevos bancos (2010-2020)
El siguiente avance provino de los smartphones y las redes sociales. Chime se dirigía a trabajadores por hora que podían retirar su salario antes de tiempo. SoFi se centró en ofrecer refinanciamiento de préstamos estudiantiles para graduados con aspiraciones. Revolut y Nubank, con experiencias de usuario amigables, alcanzaron a consumidores en todo el mundo que no tenían acceso a servicios bancarios tradicionales.
Cada empresa contaba historias atractivas para audiencias específicas, pero en esencia vendían productos similares: cuentas corrientes y tarjetas de débito que operaban en sistemas tradicionales. Dependían de bancos asociados, organizaciones de tarjetas y sistemas ACH, al igual que sus predecesores.
Estas compañías lograron destacar no por crear nuevos canales, sino por llegar mejor a los clientes. La marca, la guía del usuario y la adquisición de clientes eran sus ventajas. Esta era convirtió a las fintech en distribuidores tecnológicos que dependían de bancos tradicionales.
Fintech 3.0: Finanzas integradas (2020-2024)
Alrededor de 2020, comenzó a florecer la Finanzas Integradas. Las API permitieron que casi todas las empresas de software ofrecieran productos financieros. Marqeta facilitó la emisión de tarjetas mediante API. Synapse, Unit y Treasury Prime proporcionaron bancos como servicio. Pronto, casi todas las aplicaciones pudieron ofrecer pagos, tarjetas o préstamos.
Pero debajo de esta capa de abstracción, el núcleo no cambió. Los proveedores de BaaS (Banking as a Service) seguían dependiendo de los mismos bancos, marcos regulatorios y canales de pago previos. La capa de abstracción se elevó a las API, pero los beneficios económicos y el control seguían fluyendo hacia los sistemas originales.
La mercantilización de la tecnología financiera
Desde principios de los 2020, los inconvenientes de este modelo son evidentes. Casi todos los grandes bancos nuevos dependían de unas pocas instituciones patrocinadoras y proveedores de BaaS.
Fuente: Embedded
Por ello, con la competencia feroz a través del marketing de resultados, los costes de adquisición se dispararon. Los márgenes se comprimieron, los costos por fraude y cumplimiento aumentaron, y la infraestructura se volvió casi uniforme. La competencia se convirtió en una carrera armamentística de marketing. Muchas fintech intentaron diferenciarse mediante el color de las tarjetas, recompensas por registro y promociones de cashback.
Mientras tanto, el riesgo y la captura de valor se concentraron en los bancos. Instituciones reguladas por la Oficina del Control de la Moneda (OCC) en EE. UU., como JP Morgan y Bank of America, conservaron privilegios clave: aceptar depósitos, otorgar préstamos y acceder a sistemas de pago federales como ACH y Fedwire. En cambio, fintech como Chime, Revolut y Affirm carecían de estos privilegios y dependían de bancos licenciados para ofrecer estos servicios. Los bancos ganan intereses y tarifas de plataformas; las fintech, tarifas por transacción.
Con el aumento de proyectos fintech, las regulaciones sobre los bancos que los respaldan se volvieron más estrictas. La promulgación de nuevas normativas y mayores requisitos regulatorios obligaron a los bancos a invertir en cumplimiento, gestión de riesgos y supervisión de terceros. Por ejemplo, Cross River Bank enfrentó una orden regulatoria, Green Dot Bank fue objeto de acciones regulatorias por la Fed, y la Fed emitió una orden de cese a Evolve.
Las respuestas de los bancos incluyeron endurecer los procesos de admisión de clientes, limitar la cantidad de proyectos soportados y ralentizar la iteración de productos. Lo que antes permitía experimentación ahora requiere escala para compensar la carga regulatoria. El ritmo de innovación en fintech se desacelera, los costos aumentan y se tiende a desarrollar productos genéricos en lugar de especializados.
Creemos que tres factores principales explican por qué la innovación ha liderado durante 20 años:
01 La infraestructura de flujo de fondos ha sido monopolizada y cerrada. Las redes de Visa, Mastercard y ACH del Federal Reserve no dejan espacio para competencia.
02 Las startups necesitan mucho capital para desarrollar productos financieros centrados en las finanzas. Lanzar una aplicación bancaria regulada requiere millones de dólares en cumplimiento, antifraude, operaciones de fondos, etc.
03 Las regulaciones limitan la participación directa. Solo las instituciones autorizadas pueden custodiar fondos o transferir fondos a través de canales centrales.
Fuentes: Statista
Dadas estas restricciones, en lugar de luchar contra las reglas existentes, es más sensato desarrollar productos. Como resultado, la mayoría de las fintech solo perfeccionan las API bancarias. A pesar de veinte años de innovación, pocas han creado tecnologías financieras verdaderamente nuevas. Durante mucho tiempo, tampoco existió una alternativa viable.
El desarrollo de las criptomonedas, en cambio, ha sido completamente diferente. Los desarrolladores primero se concentraron en funcionalidades básicas. Market makers automáticos, curvas de bonos, contratos perpetuos, tesorerías de liquidez y créditos en cadena, todo evolucionó desde lo más profundo. La lógica financiera también se hizo programable por primera vez.
Fintech 4.0: Stablecoins y finanzas sin permisos
Aunque las tres primeras eras fintech introdujeron muchas innovaciones, sus mecanismos subyacentes casi no cambiaron. Independientemente de si el producto se entrega a través de bancos, bancos digitales o APIs integradas, el flujo de dinero sigue en rutas cerradas y autorizadas controladas por intermediarios.
Las stablecoins rompen este patrón. No solo se superponen a los sistemas bancarios; reemplazan funciones clave directamente. Los desarrolladores interactúan con redes abiertas y programables. Los pagos se liquidan en cadena. Funciones como custodia, préstamos y cumplimiento se trasladan del contrato a la capa de software.
(Banking as a Service) reduce fricciones, pero no cambia el modelo económico. Las fintech aún deben pagar cumplimiento, tarifas a organizaciones de tarjetas y a intermediarios por acceso. La infraestructura sigue siendo costosa y requiere permisos.
Las stablecoins eliminan por completo la necesidad de acceso arrendado. Los desarrolladores no llaman a APIs bancarias, sino que escriben código directamente en redes abiertas. La liquidación es en cadena, y los costos los asume el protocolo, no un intermediario. Creemos que los costes de construcción disminuirán significativamente: de millones de dólares usando bancos tradicionales, o decenas de miles con BaaS, a unos pocos miles con contratos inteligentes sin permisos en cadena.
Este cambio ya se refleja en escala. La capitalización de mercado de las stablecoins creció de casi cero a aproximadamente 300 mil millones de dólares en menos de diez años. Sus transacciones económicas reales superan incluso a PayPal y Visa, sin contar transferencias internas en exchanges y MEV. Por primera vez, canales de pago no bancarios y no vinculados a tarjetas alcanzan escala global real.
Fuente: Artemis
Para entender por qué este cambio es tan importante en la práctica, hay que comprender cómo construyen las fintech actuales. Las fintech típicas dependen de numerosos proveedores:
Interfaz de usuario / experiencia de usuario
Banco / capa de custodia - Evolve, Cross River, Synapse, Treasury Prime
Canales de pago — ACH, wires, SWIFT, Visa, Mastercard
Identidad y cumplimiento — Ally, Persona, Sardine
Prevención de fraude — SentiLink, Socure, Feedzai
Infraestructura de underwriting / crédito — Plaid, Argyle, Pinwheel
Riesgo e infraestructura financiera — Alloy, Unit21
Mercados de capital — Prime Trust, DriveWealth
Agregación de datos — Plaid, MX
Cumplimiento / informes — FinCEN, OFAC
Lanzar productos fintech en esta arquitectura significa gestionar contratos, auditorías, incentivos y fallos con decenas de contrapartes. Cada capa aumenta costes y retarda procesos, y muchas horas se gastan en coordinar infraestructura en lugar de en desarrollar productos.
Un sistema nativo de stablecoins simplifica esta complejidad. Funciones que antes requerían seis proveedores ahora se combinan en un conjunto de primitivas en cadena.
En el mundo de las stablecoins y las finanzas sin permisos, los bancos y servicios de custodia serán reemplazados por Altitude. Los canales de pago por stablecoins. La verificación de identidad y el cumplimiento seguirán siendo importantes, pero podrán estar en cadena y mantenerse confidenciales y seguros mediante tecnologías como zkMe. La suscripción y la infraestructura de crédito será completamente reformada y transferida a la cadena. Cuando todos los activos sean tokenizados, las empresas de mercados de capital serán irrelevantes. La agregación de datos será reemplazada por datos en cadena y transparencia selectiva, como con tecnologías de cifrado homomórfico completo (FHE). La conformidad y la OFAC se gestionarán en la capa de wallet (por ejemplo, si la wallet de Alice está en una lista de sanciones, no podrá interactuar con el protocolo).
Esta es la verdadera diferencia de la Fintech 4.0: la infraestructura fundamental de las finanzas finalmente ha cambiado. Ya no hace falta desarrollar otra aplicación que solicite autorización bancaria en segundo plano, sino que se reemplaza gran parte del negocio bancario con stablecoins y canales de pago abiertos. Los desarrolladores ya no son inquilinos, sino que poseen estas tierras.
Oportunidades para las fintech de stablecoins profesionales
El cambio tiene un impacto directo y evidente: aumentará significativamente la cantidad de fintechs. Cuando la custodia, los préstamos y las transferencias de fondos son casi gratuitos e inmediatos, lanzar una fintech es como ofrecer un producto SaaS. En un entorno nativo de stablecoins, no hace falta conectar con emisores de tarjetas, esperar días para la liquidación o realizar procesos KYC complicados; nada de esto será un obstáculo.
Creemos que los costes fijos de lanzar productos financieros centrados en las finanzas también bajarán de millones de dólares a unos pocos miles. Cuando la infraestructura, los costos de adquisición de clientes (CAC) y las barreras regulatorias desaparezcan, las startups podrán comenzar a ofrecer servicios rentables a grupos sociales más pequeños y específicos, en un modo que llamamos fintech de stablecoins profesionales.
Aquí hay una evidente similitud histórica. La generación anterior de fintech comenzó atendiendo a un segmento específico: SoFi con refinanciamiento estudiantil, Chime con adelanto de salario, Greenlight con tarjetas para menores, Brex para emprendedores sin acceso a crédito tradicional. Pero esta especialización no fue sustentable a largo plazo. Las tarifas de transacción limitaban los ingresos, y los costos regulatorios también crecían. La dependencia de bancos emisores llevó a las empresas a expandir sus operaciones más allá de su nicho inicial. Para sobrevivir, las empresas tuvieron que escalar y lanzar productos que no surgían de una demanda real, sino de la necesidad de aprovechar la escala para mantener la viabilidad.
Con la infraestructura de criptomonedas y las APIs financieras sin permisos que redujeron sustancialmente los costes de inicio, surgirán nuevas stablecoins y bancos digitales orientados a segmentos específicos. Como los innovadores fintech iniciales, estas nuevas entidades podrán atender nichos particulares, con costos operativos mucho más bajos, ofreciendo servicios especializados: por ejemplo, finanzas islámicas, estilo de vida de criptomaniacos o atletas con perfiles de ingresos y gastos únicos.
El segundo efecto es aún más potente: la especialización aumenta la eficiencia económica por unidad. Los costos de adquisición (CAC) disminuyen, la venta cruzada es más sencilla y el valor del cliente a largo plazo (LTV) crece. Las fintech especializadas pueden diseñar productos y campañas específicas para públicos con altas tasas de conversión, logrando mayor boca a boca y crecimiento orgánico. En comparación con la fintech de generación anterior, estas empresas operan con costos mucho menores, pero tienen una mayor claridad sobre la rentabilidad por cliente.
Cuando cualquiera pueda lanzar una fintech en semanas, la cuestión ya no será “¿quién puede llegar a los clientes?” sino “¿quién realmente los entiende?”
Explorando el espacio de diseño de la fintech especializada
Donde los caminos tradicionales fallan, suelen surgir oportunidades muy atractivas.
Por ejemplo, los creadores y performers de contenido adulto. Generan decenas de miles de millones al año, pero enfrentan riesgos reputacionales y de pagos rechazados por bancos y procesadores de tarjetas. Los pagos se retrasan días por “revisión de cumplimiento”, y las comisiones pueden ser del 10-20% con gateways de pago de alto riesgo como Epoch o CCBill. Creemos que los pagos con stablecoins pueden ofrecer liquidación instantánea y no reversible, con programación de cumplimiento, permitiendo a los artistas gestionar sus ingresos, transferir automáticamente a carteras fiscales o de ahorro, y cobrar en todo el mundo sin depender de intermediarios riesgosos.
Ahora consideremos a deportistas profesionales, especialmente en disciplinas individuales como golf y tenis. Sus ingresos dependen de breves carreras, con pagos concentrados en períodos cortos. Necesitan pagar a agentes, entrenadores, personal de apoyo. Tienen que tributar en múltiples jurisdicciones, y las lesiones pueden interrumpir sus ingresos por completo. Una fintech basada en stablecoins podría tokenizar sus futuros ingresos, pagar salarios a empleados con wallets multisig, y deducir impuestos automáticamente por jurisdicción.
Los distribuidores de lujo y relojes son otro mercado donde la infraestructura financiera tradicional no cubre bien sus necesidades. Transportan inventario de alto valor transfronterizo, con transacciones que superan los seis dígitos, y suelen usar transferencias o procesadores de alto riesgo, con liquidaciones que tardan días. Los fondos de operación se mantienen en cofres o vitrinas, en lugar de en bancos, haciendo que el financiamiento a corto plazo sea caro y difícil de conseguir. Creemos que una fintech basada en stablecoins puede resolver estos problemas con liquidaciones instantáneas, créditos respaldados por inventario tokenizado, y custodia programable en contratos inteligentes.
Tras analizar numerosos casos, vemos que los mismos límites reaparecen: los bancos no están diseñados para atender a usuarios con flujos de efectivo globales, irregulares o muy específicos. Sin embargo, estos grupos pueden convertirse en mercados rentables mediante plataformas de stablecoins. Pensamos que algunas empresas teóricas especializadas en stablecoins y fintech tienen un gran potencial, como:
Deportistas profesionales: ingresos concentrados en cortos períodos; viajes frecuentes; múltiples jurisdicciones fiscales; pagos a entrenadores, agentes, entrenadores; necesidad de cobertura contra lesiones.
Creadores y performers adultos: rechazados por bancos y procesadores; audiencia global.
Empleados de unicornios: escasez de efectivo; activos en acciones con baja liquidez; impuestos elevados por ejercicio de opciones.
Desarrolladores en cadena: activos en tokens muy volátiles; problemas de salida y impuestos.
Nómadas digitales: sin necesidad de pasaporte para cambios de divisa; gestión fiscal automática según ubicación; viajes frecuentes.
Prisioneros: familiares y amigos tienen dificultades para recibir ayuda; costos elevados; fondos difíciles de obtener por canales tradicionales.
PYMEs transfronterizas: costos elevados en divisas; liquidación lenta; fondos bloqueados.
Apuestas: pagar con tarjeta de crédito para girar la ruleta.
Ayuda humanitaria: fondos de ayuda lentos y opacos; pérdidas por tarifas, corrupción y malversación.
Tandas / clubes de ahorro rotatorio: generalmente transfronterizos, para familias globales; fondos de ahorro generan rendimientos; posible construcción de historial crediticio en cadena.
Distribuidores de lujo (como relojeros): fondos en inventario bloqueados; necesidad de préstamos a corto plazo; muchas transacciones transfronterizas de alto valor; frecuente uso de WhatsApp y Telegram para transacciones.
Resumen
Durante la mayor parte de los últimos veinte años, la innovación fintech se centró en canales de distribución, no en infraestructura. Las empresas compiten en marca, registro y adquisición, pero el flujo de fondos sigue en rutas cerradas y autorizadas. Esto amplió la cobertura de servicios financieros, pero también llevó a la mercantilización, aumento de costos y márgenes bajos, dificultando la sustentabilidad.
Las stablecoins pueden cambiar el modelo económico del desarrollo de productos financieros. Transformando funciones de custodia, liquidación, crédito y cumplimiento en software abierto y programable, reducen drásticamente los costos fijos de las fintech. Funciones que antes requerían bancos patrocinadores, organizaciones de tarjetas y sistemas complejos ahora se pueden construir en cadena, con costos mucho menores.
Cuando los costos de infraestructura bajan, la especialización se vuelve posible. Las fintech ya no necesitan millones de usuarios para ser rentables. Pueden enfocarse en nichos específicos y comunidades con necesidades particulares. Grupos como deportistas, creadores de contenido adulto, fans de K-pop o distribuidores de relojes de lujo, comparten antecedentes, confianza y patrones de comportamiento, facilitando la difusión orgánica en lugar de depender solo del marketing pagado.
Es igualmente importante que estas comunidades tienden a tener flujos de efectivo, riesgos y decisiones financieras similares. Esto permite que el diseño de productos se adapte a sus ingresos, gastos y hábitos financieros reales, en lugar de basarse en categorías demográficas abstractas. La recomendación boca a boca será más efectiva no solo porque los usuarios se conocen, sino porque los productos encajan en su forma de operar.
Si nuestra visión se hace realidad, la transformación económica será significativa. Con canales de distribución integrados en comunidades, los costos de adquisición (CAC) disminuirán; con menos intermediarios, los márgenes se ampliarán. Mercados que antes eran demasiado pequeños o poco rentables se volverán sostenibles y rentables.
En este mundo, la ventaja de la fintech ya no residirá en el crecimiento agresivo o en grandes inversiones en marketing, sino en comprender profundamente las realidades del contexto. La próxima generación de fintech no ganará atendiendo a todos, sino creando infraestructura basada en la forma en que realmente fluye el dinero, brindando servicios ultracalificados a públicos específicos y logrando así ganar mercado.
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Multicoin: Stablecoins y Finanzas 4.0
Autor: Spencer Applebaum & Eli Qian, Multicoin Capital; Traducción: JINSE CAIJING
En los últimos veinte años, la tecnología financiera ha cambiado la forma en que las personas acceden a productos financieros, pero no ha alterado la forma real en que fluye el dinero. La innovación se ha centrado principalmente en interfaces más sencillas, procesos de registro más fluidos y canales de distribución más eficientes, mientras que la infraestructura financiera central se ha mantenido prácticamente igual. Durante la mayor parte de este período, esta pila tecnológica solo se ha revendado en lugar de reinventarse.
En términos generales, el desarrollo de la tecnología financiera se puede dividir en cuatro etapas:
Fintech 1.0: Distribución digital (2000-2010)
La primera ola de tecnología financiera hizo que los servicios financieros fueran más accesibles, pero no mejoró significativamente la eficiencia. Empresas como PayPal, E*TRADE y Mint lograron digitalizar productos existentes combinando sistemas tradicionales (como ACH, SWIFT y redes de tarjetas) establecidos hace décadas con interfaces de Internet.
Los procesos de liquidación eran lentos, los flujos de cumplimiento dependían del trabajo manual y los pagos se realizaban estrictamente según un calendario establecido. Aunque en esta era la industria financiera se digitalizó en línea, la forma en que fluía el dinero no cambió fundamentalmente. Lo que cambió fue quién podía usar los productos financieros, no cómo funcionaban esos productos en sí.
Fintech 2.0: La era de los nuevos bancos (2010-2020)
El siguiente avance provino de los smartphones y las redes sociales. Chime se dirigía a trabajadores por hora que podían retirar su salario antes de tiempo. SoFi se centró en ofrecer refinanciamiento de préstamos estudiantiles para graduados con aspiraciones. Revolut y Nubank, con experiencias de usuario amigables, alcanzaron a consumidores en todo el mundo que no tenían acceso a servicios bancarios tradicionales.
Cada empresa contaba historias atractivas para audiencias específicas, pero en esencia vendían productos similares: cuentas corrientes y tarjetas de débito que operaban en sistemas tradicionales. Dependían de bancos asociados, organizaciones de tarjetas y sistemas ACH, al igual que sus predecesores.
Estas compañías lograron destacar no por crear nuevos canales, sino por llegar mejor a los clientes. La marca, la guía del usuario y la adquisición de clientes eran sus ventajas. Esta era convirtió a las fintech en distribuidores tecnológicos que dependían de bancos tradicionales.
Fintech 3.0: Finanzas integradas (2020-2024)
Alrededor de 2020, comenzó a florecer la Finanzas Integradas. Las API permitieron que casi todas las empresas de software ofrecieran productos financieros. Marqeta facilitó la emisión de tarjetas mediante API. Synapse, Unit y Treasury Prime proporcionaron bancos como servicio. Pronto, casi todas las aplicaciones pudieron ofrecer pagos, tarjetas o préstamos.
Pero debajo de esta capa de abstracción, el núcleo no cambió. Los proveedores de BaaS (Banking as a Service) seguían dependiendo de los mismos bancos, marcos regulatorios y canales de pago previos. La capa de abstracción se elevó a las API, pero los beneficios económicos y el control seguían fluyendo hacia los sistemas originales.
La mercantilización de la tecnología financiera
Desde principios de los 2020, los inconvenientes de este modelo son evidentes. Casi todos los grandes bancos nuevos dependían de unas pocas instituciones patrocinadoras y proveedores de BaaS.
Por ello, con la competencia feroz a través del marketing de resultados, los costes de adquisición se dispararon. Los márgenes se comprimieron, los costos por fraude y cumplimiento aumentaron, y la infraestructura se volvió casi uniforme. La competencia se convirtió en una carrera armamentística de marketing. Muchas fintech intentaron diferenciarse mediante el color de las tarjetas, recompensas por registro y promociones de cashback.
Mientras tanto, el riesgo y la captura de valor se concentraron en los bancos. Instituciones reguladas por la Oficina del Control de la Moneda (OCC) en EE. UU., como JP Morgan y Bank of America, conservaron privilegios clave: aceptar depósitos, otorgar préstamos y acceder a sistemas de pago federales como ACH y Fedwire. En cambio, fintech como Chime, Revolut y Affirm carecían de estos privilegios y dependían de bancos licenciados para ofrecer estos servicios. Los bancos ganan intereses y tarifas de plataformas; las fintech, tarifas por transacción.
Con el aumento de proyectos fintech, las regulaciones sobre los bancos que los respaldan se volvieron más estrictas. La promulgación de nuevas normativas y mayores requisitos regulatorios obligaron a los bancos a invertir en cumplimiento, gestión de riesgos y supervisión de terceros. Por ejemplo, Cross River Bank enfrentó una orden regulatoria, Green Dot Bank fue objeto de acciones regulatorias por la Fed, y la Fed emitió una orden de cese a Evolve.
Las respuestas de los bancos incluyeron endurecer los procesos de admisión de clientes, limitar la cantidad de proyectos soportados y ralentizar la iteración de productos. Lo que antes permitía experimentación ahora requiere escala para compensar la carga regulatoria. El ritmo de innovación en fintech se desacelera, los costos aumentan y se tiende a desarrollar productos genéricos en lugar de especializados.
Creemos que tres factores principales explican por qué la innovación ha liderado durante 20 años:
01 La infraestructura de flujo de fondos ha sido monopolizada y cerrada. Las redes de Visa, Mastercard y ACH del Federal Reserve no dejan espacio para competencia.
02 Las startups necesitan mucho capital para desarrollar productos financieros centrados en las finanzas. Lanzar una aplicación bancaria regulada requiere millones de dólares en cumplimiento, antifraude, operaciones de fondos, etc.
03 Las regulaciones limitan la participación directa. Solo las instituciones autorizadas pueden custodiar fondos o transferir fondos a través de canales centrales.
Fuentes: Statista
Dadas estas restricciones, en lugar de luchar contra las reglas existentes, es más sensato desarrollar productos. Como resultado, la mayoría de las fintech solo perfeccionan las API bancarias. A pesar de veinte años de innovación, pocas han creado tecnologías financieras verdaderamente nuevas. Durante mucho tiempo, tampoco existió una alternativa viable.
El desarrollo de las criptomonedas, en cambio, ha sido completamente diferente. Los desarrolladores primero se concentraron en funcionalidades básicas. Market makers automáticos, curvas de bonos, contratos perpetuos, tesorerías de liquidez y créditos en cadena, todo evolucionó desde lo más profundo. La lógica financiera también se hizo programable por primera vez.
Fintech 4.0: Stablecoins y finanzas sin permisos
Aunque las tres primeras eras fintech introdujeron muchas innovaciones, sus mecanismos subyacentes casi no cambiaron. Independientemente de si el producto se entrega a través de bancos, bancos digitales o APIs integradas, el flujo de dinero sigue en rutas cerradas y autorizadas controladas por intermediarios.
Las stablecoins rompen este patrón. No solo se superponen a los sistemas bancarios; reemplazan funciones clave directamente. Los desarrolladores interactúan con redes abiertas y programables. Los pagos se liquidan en cadena. Funciones como custodia, préstamos y cumplimiento se trasladan del contrato a la capa de software.
(Banking as a Service) reduce fricciones, pero no cambia el modelo económico. Las fintech aún deben pagar cumplimiento, tarifas a organizaciones de tarjetas y a intermediarios por acceso. La infraestructura sigue siendo costosa y requiere permisos.
Las stablecoins eliminan por completo la necesidad de acceso arrendado. Los desarrolladores no llaman a APIs bancarias, sino que escriben código directamente en redes abiertas. La liquidación es en cadena, y los costos los asume el protocolo, no un intermediario. Creemos que los costes de construcción disminuirán significativamente: de millones de dólares usando bancos tradicionales, o decenas de miles con BaaS, a unos pocos miles con contratos inteligentes sin permisos en cadena.
Este cambio ya se refleja en escala. La capitalización de mercado de las stablecoins creció de casi cero a aproximadamente 300 mil millones de dólares en menos de diez años. Sus transacciones económicas reales superan incluso a PayPal y Visa, sin contar transferencias internas en exchanges y MEV. Por primera vez, canales de pago no bancarios y no vinculados a tarjetas alcanzan escala global real.
Fuente: Artemis
Para entender por qué este cambio es tan importante en la práctica, hay que comprender cómo construyen las fintech actuales. Las fintech típicas dependen de numerosos proveedores:
Lanzar productos fintech en esta arquitectura significa gestionar contratos, auditorías, incentivos y fallos con decenas de contrapartes. Cada capa aumenta costes y retarda procesos, y muchas horas se gastan en coordinar infraestructura en lugar de en desarrollar productos.
Un sistema nativo de stablecoins simplifica esta complejidad. Funciones que antes requerían seis proveedores ahora se combinan en un conjunto de primitivas en cadena.
En el mundo de las stablecoins y las finanzas sin permisos, los bancos y servicios de custodia serán reemplazados por Altitude. Los canales de pago por stablecoins. La verificación de identidad y el cumplimiento seguirán siendo importantes, pero podrán estar en cadena y mantenerse confidenciales y seguros mediante tecnologías como zkMe. La suscripción y la infraestructura de crédito será completamente reformada y transferida a la cadena. Cuando todos los activos sean tokenizados, las empresas de mercados de capital serán irrelevantes. La agregación de datos será reemplazada por datos en cadena y transparencia selectiva, como con tecnologías de cifrado homomórfico completo (FHE). La conformidad y la OFAC se gestionarán en la capa de wallet (por ejemplo, si la wallet de Alice está en una lista de sanciones, no podrá interactuar con el protocolo).
Esta es la verdadera diferencia de la Fintech 4.0: la infraestructura fundamental de las finanzas finalmente ha cambiado. Ya no hace falta desarrollar otra aplicación que solicite autorización bancaria en segundo plano, sino que se reemplaza gran parte del negocio bancario con stablecoins y canales de pago abiertos. Los desarrolladores ya no son inquilinos, sino que poseen estas tierras.
Oportunidades para las fintech de stablecoins profesionales
El cambio tiene un impacto directo y evidente: aumentará significativamente la cantidad de fintechs. Cuando la custodia, los préstamos y las transferencias de fondos son casi gratuitos e inmediatos, lanzar una fintech es como ofrecer un producto SaaS. En un entorno nativo de stablecoins, no hace falta conectar con emisores de tarjetas, esperar días para la liquidación o realizar procesos KYC complicados; nada de esto será un obstáculo.
Creemos que los costes fijos de lanzar productos financieros centrados en las finanzas también bajarán de millones de dólares a unos pocos miles. Cuando la infraestructura, los costos de adquisición de clientes (CAC) y las barreras regulatorias desaparezcan, las startups podrán comenzar a ofrecer servicios rentables a grupos sociales más pequeños y específicos, en un modo que llamamos fintech de stablecoins profesionales.
Aquí hay una evidente similitud histórica. La generación anterior de fintech comenzó atendiendo a un segmento específico: SoFi con refinanciamiento estudiantil, Chime con adelanto de salario, Greenlight con tarjetas para menores, Brex para emprendedores sin acceso a crédito tradicional. Pero esta especialización no fue sustentable a largo plazo. Las tarifas de transacción limitaban los ingresos, y los costos regulatorios también crecían. La dependencia de bancos emisores llevó a las empresas a expandir sus operaciones más allá de su nicho inicial. Para sobrevivir, las empresas tuvieron que escalar y lanzar productos que no surgían de una demanda real, sino de la necesidad de aprovechar la escala para mantener la viabilidad.
Con la infraestructura de criptomonedas y las APIs financieras sin permisos que redujeron sustancialmente los costes de inicio, surgirán nuevas stablecoins y bancos digitales orientados a segmentos específicos. Como los innovadores fintech iniciales, estas nuevas entidades podrán atender nichos particulares, con costos operativos mucho más bajos, ofreciendo servicios especializados: por ejemplo, finanzas islámicas, estilo de vida de criptomaniacos o atletas con perfiles de ingresos y gastos únicos.
El segundo efecto es aún más potente: la especialización aumenta la eficiencia económica por unidad. Los costos de adquisición (CAC) disminuyen, la venta cruzada es más sencilla y el valor del cliente a largo plazo (LTV) crece. Las fintech especializadas pueden diseñar productos y campañas específicas para públicos con altas tasas de conversión, logrando mayor boca a boca y crecimiento orgánico. En comparación con la fintech de generación anterior, estas empresas operan con costos mucho menores, pero tienen una mayor claridad sobre la rentabilidad por cliente.
Cuando cualquiera pueda lanzar una fintech en semanas, la cuestión ya no será “¿quién puede llegar a los clientes?” sino “¿quién realmente los entiende?”
Explorando el espacio de diseño de la fintech especializada
Donde los caminos tradicionales fallan, suelen surgir oportunidades muy atractivas.
Por ejemplo, los creadores y performers de contenido adulto. Generan decenas de miles de millones al año, pero enfrentan riesgos reputacionales y de pagos rechazados por bancos y procesadores de tarjetas. Los pagos se retrasan días por “revisión de cumplimiento”, y las comisiones pueden ser del 10-20% con gateways de pago de alto riesgo como Epoch o CCBill. Creemos que los pagos con stablecoins pueden ofrecer liquidación instantánea y no reversible, con programación de cumplimiento, permitiendo a los artistas gestionar sus ingresos, transferir automáticamente a carteras fiscales o de ahorro, y cobrar en todo el mundo sin depender de intermediarios riesgosos.
Ahora consideremos a deportistas profesionales, especialmente en disciplinas individuales como golf y tenis. Sus ingresos dependen de breves carreras, con pagos concentrados en períodos cortos. Necesitan pagar a agentes, entrenadores, personal de apoyo. Tienen que tributar en múltiples jurisdicciones, y las lesiones pueden interrumpir sus ingresos por completo. Una fintech basada en stablecoins podría tokenizar sus futuros ingresos, pagar salarios a empleados con wallets multisig, y deducir impuestos automáticamente por jurisdicción.
Los distribuidores de lujo y relojes son otro mercado donde la infraestructura financiera tradicional no cubre bien sus necesidades. Transportan inventario de alto valor transfronterizo, con transacciones que superan los seis dígitos, y suelen usar transferencias o procesadores de alto riesgo, con liquidaciones que tardan días. Los fondos de operación se mantienen en cofres o vitrinas, en lugar de en bancos, haciendo que el financiamiento a corto plazo sea caro y difícil de conseguir. Creemos que una fintech basada en stablecoins puede resolver estos problemas con liquidaciones instantáneas, créditos respaldados por inventario tokenizado, y custodia programable en contratos inteligentes.
Tras analizar numerosos casos, vemos que los mismos límites reaparecen: los bancos no están diseñados para atender a usuarios con flujos de efectivo globales, irregulares o muy específicos. Sin embargo, estos grupos pueden convertirse en mercados rentables mediante plataformas de stablecoins. Pensamos que algunas empresas teóricas especializadas en stablecoins y fintech tienen un gran potencial, como:
Resumen
Durante la mayor parte de los últimos veinte años, la innovación fintech se centró en canales de distribución, no en infraestructura. Las empresas compiten en marca, registro y adquisición, pero el flujo de fondos sigue en rutas cerradas y autorizadas. Esto amplió la cobertura de servicios financieros, pero también llevó a la mercantilización, aumento de costos y márgenes bajos, dificultando la sustentabilidad.
Las stablecoins pueden cambiar el modelo económico del desarrollo de productos financieros. Transformando funciones de custodia, liquidación, crédito y cumplimiento en software abierto y programable, reducen drásticamente los costos fijos de las fintech. Funciones que antes requerían bancos patrocinadores, organizaciones de tarjetas y sistemas complejos ahora se pueden construir en cadena, con costos mucho menores.
Cuando los costos de infraestructura bajan, la especialización se vuelve posible. Las fintech ya no necesitan millones de usuarios para ser rentables. Pueden enfocarse en nichos específicos y comunidades con necesidades particulares. Grupos como deportistas, creadores de contenido adulto, fans de K-pop o distribuidores de relojes de lujo, comparten antecedentes, confianza y patrones de comportamiento, facilitando la difusión orgánica en lugar de depender solo del marketing pagado.
Es igualmente importante que estas comunidades tienden a tener flujos de efectivo, riesgos y decisiones financieras similares. Esto permite que el diseño de productos se adapte a sus ingresos, gastos y hábitos financieros reales, en lugar de basarse en categorías demográficas abstractas. La recomendación boca a boca será más efectiva no solo porque los usuarios se conocen, sino porque los productos encajan en su forma de operar.
Si nuestra visión se hace realidad, la transformación económica será significativa. Con canales de distribución integrados en comunidades, los costos de adquisición (CAC) disminuirán; con menos intermediarios, los márgenes se ampliarán. Mercados que antes eran demasiado pequeños o poco rentables se volverán sostenibles y rentables.
En este mundo, la ventaja de la fintech ya no residirá en el crecimiento agresivo o en grandes inversiones en marketing, sino en comprender profundamente las realidades del contexto. La próxima generación de fintech no ganará atendiendo a todos, sino creando infraestructura basada en la forma en que realmente fluye el dinero, brindando servicios ultracalificados a públicos específicos y logrando así ganar mercado.