Gestionar la documentación financiera se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para la mayoría de los hogares. Entre extractos bancarios, facturas de tarjetas de crédito, documentos fiscales y correspondencia, la pila parece no dejar de crecer. Pero aquí está el truco: no puedes simplemente tirar todo en un cajón, ni tampoco deberías guardar cada pedazo de papel